Dispuesto a eclipsar a otros príncipes, Alfonso de Este, duque de Ferrara, creó en 1529 la más deslumbrante galería privada de arte de su tiempo. Allí se guardaban varias obras maestras de Tiziano, colocadas en conjunto. Nadie ha visto esta galería desde 1598, cuando fue deshecha. Hoy podemos verla otra vez, gracias a esta recreación virtual.
Para ver el estudio de Alfonso, ponga el cursor sobre la imagen y arrastre hacia la derecha o la izquierda.
El estudio del duque, también llamado camerino d'alabastro, o studiolo, brillaba como una joya, con paredes de alabastro, un cielo raso dorado, y la más fina escultura y pintura disponible. Alfonso encomendó obras de los pintores más célebres de su tiempo. Un Giovanni Bellini ya envejecido terminó El festín de los dioses en 1514, siendo ésta su última obra. Pero Fra Bartolomeo y Rafael murieron sin poder cumplir sus comisiones. Alfonso se dirigió entonces a Tiziano — discípulo de Bellini, apenas tenía unos treinta años de edad y no era famoso aún — para que pintara La ofrenda a Venus siguiendo un diseño original de Fra Bartolomeo. Encantado con la labor de Tiziano, el duque le encomendó dos cuadros más, Baco y Ariadne y La bacanal de los Andrios.
Una investigación científica revela que El festín de los dioses fue alterado dos veces. En primer lugar, por Dosso Dossi (hacia 1520), para que el cuadro complementara a los demás cuadros del camerino. Más tarde, en 1529, Tiziano le añadió un fondo nuevo para que armonizara con los cuadros que él mismo había hecho para el camerino. Nótese como el fondo de El festín de los dioses sigue la línea del fondo de los cuadros que se hallan junto a él, a derecha e izquierda.
El nieto de Alfonso no dejó heredero varón; la descendencia de la familia llegó a su fin. Por ley, el título y las propiedades revertían al Papa, y así se vieron dispersadas estas obras inestimables: un Tiziano se halla hoy en Washington, otro en Londres, y dos en Madrid. Pero el camerino impulsó la carrera de Tiziano, que ahora consideramos como uno de los grandes pintores de todos los tiempos. Para esta exposición en el Museo del Prado, se han reunido una vez más tres de los cuatro Tizianos: La ofrenda de Venus,El festín de los dioses, y La bacanal de los Andrios.
Alfonso no era modesto. Tomó una esposa nueva, mientras Bellini pintaba El festín de los dioses, y podemos reconocer en el cuadro de Bellini un retrato de los recién casados. La esposa de Alfonso no era una desconocida: era la hija del papa, Lucrecia Borgia.